Ásteres, las estrellas del jardín de otoño
Más que estrellas, son galaxias de margaritas moradas, magentas, fucsias, rosadas…. Los ásteres son capaces de llenar los jardines de masas de flores durante los días más fríos del año.
Son muy versátiles ya que puedes plantárlos en solitario o en compañía de otras vivaces, en arriates o tiestos, rastreros o erectos.
Sus flores recuerdan a las estrellas por su infinidad de finos pétalos. Su floración se produce en masas de cabezuelas de muchos colores. Una explosión de color bajo el sol de otoño, un imán para abejas y mariposas.
Hay unas 180 especies. Unos son rastreros, algunos forman matas compactas perfectos para poner en tiestos y otros pueden elevarse un metro y medio de altura. Esta diversidad de formas permite utilizarlos como vistosos fondos, componiendo borduras y macizos en solitario o mezclados con otras vivaces y gramíneas en rocallas y en macetas o jardineras.
Los ásteres dan mucho juego en el jardín, sobre todo en aquellos de carácter informal que pretenden dar un feeling de Naturaleza silvestre.
Componen bellas armonías mezclados con las gramíneas ornamentales, que en otoño conservan los tonos dorados del verano. También combinan muy bien con vivaces como los sedums, las gauras, el solidago y la persicaria. Otro perfecto ensamblaje es con los rosales, las dalias y las margaritas.
Los ásteres lucen de maravilla ellos solos jugando con las alturas, el color y el tamaño de las flores.
Los cuidados que esta planta necesita son:
-Mucha luz.
-Sustrato con buen drenaje.
-Riego regular, que la tierra conserve cierto grado de humedad, evitando el encharcamiento.
-Aplicación regular de abono para obtener una floración duradera.
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