¡Poco trabajo para tanta belleza!
Las heucheras gozan de una extensa gama de colores. La naturaleza produce tonalidades insólitas de esta pequeña vivaz rizomatosa con forma de cojín.
Esta planta se puede cultivar al aire libre en los climas más diversos. En el norte atlántico disfruta de las temperaturas moderadas y la humedad ambiental; en la meseta es capaz de soportar la escarcha y las heladas, y en ella y el Mediterráneo puede superar temporadas cortas.
Las hojas son palmeadas, con márgenes lisos, ondulados, muy recortados o encrespados y surgen en forma de roseta dando lugar a matas que parecen un cojín.
Puedes cultivar tus heucheras en tiestos o en el suelo del jardín. No precisan mucha dedicación y suelen librarse del ataque de las plagas.
Plántalas en un lugar donde reciban sol unas cuantas horas al día, preferiblemente por la mañana pero piensa que el exceso de sol reseca las hojas. Algunos cultivares incluso pueden vivir a la sombra siempre que el lugar sea muy luminoso.
Prefieren los suelos ricos, ligeros, con buen drenaje y debes darles agua de forma regular. Si viven en un tiesto debes cuidar que no les falte humedad. El sustrato nunca debe secarse del todo, aunque tampoco toleran el encharcamiento. Dales abono rico en nitrógeno en primavera.
Al amplio abanico de formas se suma un despliegue cromático pocas veces visto en la jardinería de exterior: tonos que van de los profundos tonos vino al carmesí, los rosados y anaranjados, pero también los bronces, plateados y verdes, desde los más oscuros a los ácidos, muchas veces con las nervaduras jugando un papel protagonista.
Entre abril y mayo emiten varas muy largas y finas con minúsculas campanitas blancas o rosadas en racimo . Cuando estas se hayan secado tienes que recortarlas.En algunos cultivares son tan profusas que crean un bello efecto de nube por lo que resultan muy atractivas para las abejas y mariposas.
Las heucheras se pueden utilizar en solitario, ya sea en el suelo o en una maceta, aunque es en las borduras y tiestos combinados donde dan más juego.
Al no ser invasivas conviven en buena sintonía con plantas de necesidades similares, como aromáticas, gramíneas, muchas vivaces de flor e incluso tulipanes. Proporcionan color y contraste, y resultan perfectas para cubrir el pie de vivaces y arbustos más altos produciendo un continuo despliegue de color.
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